SONETO XCIV
Si muero sobrevíveme con tanta fuerza pura
Que despiertes la furia del pálido y del frío,
De sur a sur levanta tus ojos indelebles,
De sol a sol que suene tu boca de guitarra.
No quiero que vacilen tu risa ni tus pasos,
No quiero que se muera mi herencia de alegría,
No llames a mi pecho, estoy ausente.
Vive en mi ausencia como en una casa.
Es una casa tan grande la ausencia
Que pasarás en ella a través de los muros
Y colgarás los cuadros en el aire.
Es una casa tan transparente la ausencia
Que yo sin vida te veré vivir
Y si sufres, mi amor, me moriré otra vez.
Pablo Neruda, 1959
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