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Mí, … nuestro MANUEL. Pensar en “Manu” es pensar en una de esas almas a las que uno tiene ganas de asomarse - como a una ventana llena de sol. A Manuel lo definieron sus acciones, no su riqueza. Protegió a aquellos que no podían protegerse por si mismos. Respetó los sentimientos y las creencias de los demás. Se guió por su sentido de Justicia y el juego limpio. Trató a los demás de acuerdo con sus méritos y no por su posición social - no fue jactancioso. Dejó que sus acciones hablarán por sí mismas. Se despreocupó de lo que le debían, pero se preocupaba por lo que el debía a los demás. No permaneció indiferente frente a las injusticias, sino que actuó de acuerdo con su conciencia. Nunca pidió a nadie que hiciera lo que no estaba dispuesto a hacer él.
Manuel era así, transparente e infinito como la mar, era valiente y bravo como la mar… Manuel… es la mar!. |
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